El niño que cambiaba de tamaño

Érase una vez un niño que gustaba de hacerse grande de vez en cuando para otear con solvencia los horizontes de su mundo de niño y poder mirar desde arriba los campanarios y los nidos de cigüeña. Y se hacía grande y chillaba con fuerza para que todos le oyesen y podía así comer cientos de kilos de riquísima tarta sin cansarse.


Y disfrutaba de la misma manera el niño al hacerse muy pequeño, del tamaño de un ratón, para esconderse cuando no quería que lo vieran porque sabía que se había portado mal… y se ocultaba debajo del sofá para oír con curiosidad las conversaciones de sus padres, o debajo del pupitre cuando había olvidado hacer los deberes.


Había una vez un niño que podía en un momento ser muy grande o muy pequeño, según le conviniese, sin dejar jamás de ser un niño.